El Caso Asunta Basterra: Crimen e Investigación.

Argumento del caso

El caso de Asunta Basterra comenzó el 21 de septiembre de 2013, cuando Rosario Porto y Alfonso Basterra denunciaron la desaparición de su hija adoptiva, Asunta, una niña de 12 años muy conocida en su entorno por su brillante rendimiento académico y su participación en actividades culturales. Según la versión inicial de los padres, la niña había desaparecido de su domicilio en Santiago de Compostela mientras ellos realizaban diferentes diligencias. Sin embargo, tan solo unas horas después de la denuncia, el cuerpo de Asunta fue encontrado en una pista forestal del municipio de Teo, lo que generó una inmediata alarma social y desencadenó una intensa investigación policial.

Desde el primer momento, las autoridades detectaron inconsistencias en los relatos de los padres y elementos sospechosos en el entorno familiar. Las cámaras de seguridad captaron a Rosario circulando con Asunta en su coche poco antes de la hora estimada de la muerte, contradiciendo el relato de la desaparición. Además, las pruebas toxicológicas revelaron que la niña había ingerido dosis significativas de benzodiacepinas de forma continuada, un dato que apuntaba a una intoxicación previa al fallecimiento. La policía también descubrió registros de compras de medicamentos y comportamientos inusuales por parte de los padres en los días anteriores, así como intentos de construir coartadas poco coherentes.

Con la acumulación de indicios, la investigación se centró de lleno en Alfonso Basterra y Rosario Porto, ya no como denunciantes desesperados, sino como presuntos responsables de la muerte de su hija. La reconstrucción policial sugirió que la menor habría sido sedada durante un periodo prolongado y posteriormente trasladada al lugar donde apareció su cuerpo. Este conjunto de pruebas, unido a la presión mediática y al impacto emocional del caso en la sociedad española, convirtió la muerte de Asunta en uno de los sucesos criminales más analizados y debatidos de la década.

Padres

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Alfonso Basterra, periodista, y Rosario Porto, abogada perteneciente a una familia conocida en Santiago, fueron inicialmente tratados como padres desesperados, pero la investigación los situó progresivamente como principales sospechosos.

Las incoherencias entre sus testimonios, registros de compras de medicamentos y diversos indicios generaron una narrativa de presunta premeditación. Aunque ambos negaron siempre su participación, los investigadores reconstruyeron los hechos señalando la implicación conjunta de la pareja en la administración de sedantes y posterior traslado de la niña.

Escena del crimen

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El juicio por la muerte de Asunta se celebró en 2014 y estuvo rodeado de una intensa atención mediática. Las pruebas —la presencia de benzodiacepinas, las grabaciones de seguridad y las contradicciones en los relatos de los padres— llevaron al jurado a declarar culpables a Rosario Porto y Alfonso Basterra, considerándolos responsables de la muerte de su hija.

Ambos fueron condenados a 18 años de prisión por asesinato, basándose en la premeditación y la especial vulnerabilidad de la niña. Con el paso del tiempo, la vida de Rosario Porto en prisión se deterioró notablemente y, en 2020, falleció en su celda, lo que volvió a situar el caso en el centro del debate público.

A día de hoy, la resolución del caso sigue siendo uno de los episodios criminales más recordados de España, generando reflexión sobre la justicia, el papel de los medios y la protección de los menores.

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